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En la ciudad de México, la población deja ganar a MORENA, ya que más del 70% de los votantes...no acudió a las urnas
Lunes, 06 Junio 2016 03:34
Con 71.5% de abstención, Morena aventaja en Constituyente
Según el PREP, Morena encabeza la votación para la Asamblea Constituyente, seguido del PRD, PAN y PRI.
Mariana León
05.06.2016 Última actualización 05:45 AM
CIUDAD DE MÉXICO.- Morena aventaja en los resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) para elegir a los representantes que elaborarán la primera constitución de la Ciudad de México.
Con un avance del 97.40 por ciento del conteo, elaborado por el Instituto Nacional Electoral (INE), Morena registra 621 mil 501 votos votos; en segundo lugar, el PRD suma 543 mil 169 votos.
Le siguen en número de sufragios el PAN y el PRI, con 194 mil 286 y 147 mil 140 respectivamente.
En quinto lugar aparece Encuentro Social con 68 mil 709 votos, seguido por Nueva Alianza con 53 mil 591; Movimiento Ciudadano, con 40 mil 479; PVEM con 32 mil 707; y el PT, con 17 mil 957.
Además, con esos resultados ninguno de los 21 candidatos independientes habría obtenido la votación suficiente para acceder a un lugar en la Asamblea Constituyente.
De acuerdo con el INE, la participación de la ciudadanía capitalina fue del 28.41 por ciento.
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Lunes 6 de junio de 2016
6:40 AM
DEL AVILACAMACHISMO AL MORENOVALLISMO
PUEBLA: MISIÓN IMPOSIBLE
ESPERAR QUE GALI SE DESLIGUE DE MORENO-VALLE
Desde ayer, Gali sentenció: el triunfo se debe a Moreno-Valle
En punto de las 20:00 horas, justo cuando se comenzaban a dar las primeras encuestas de salida en Puebla, Antonio Gali tomó el escenario a lado de su familia recorriéndolo de lado a lado para agradecer a todos sus invitados, mientras comenzaba a escuchar la transmisión de la televisora que calificaba como “irreversible” la tendencia que convertía al ex alcalde capitalino en el sucesor de Rafael Moreno Valle, a partir de Febrero del 2017.
Con televisión ya apagada y la melodía de Queen finalizada, el primero en tomar el micrófono fue el coordinador de la campaña Javier Lozano Alarcón, quien presentó al “próximo gobernador de Puebla: Tony Gali”, mientras se recorría el telón que escondía la leyenda “¡Tony Gobernador!”. Esto, al lado del logo de Acción Nacional, y en el templete instalado en un salón del Hotel Presidente Intercontinental que hizo la función de búnker panista durante la jornada electoral. El mismo lugar en el que festejó Rafael Moreno Valle hace seis años.
Habrá continuidad de las políticas morenovallistas
Ya en uso de la palabra y pasada la ronda de aplausos y gritos de apoyo como los que sonaban en cada mitin de Gali Fayad durante los 60 días que duró la contienda electoral, el ahora virtual gobernador electo de Puebla agradeció a todos y cada uno de los miembros que estuvieron dentro de su equipo de campaña por su esfuerzo y dedicación. Además. nombró a cada uno de los presidentes de los cinco partidos que lo arroparon durante este proceso electoral en lo que él dijo, fue una “campaña ordenada” que concentró las demandas de los poblanos para convertirlas en un Plan Estatal de Desarrollo.
“(…)Y lo digo a los cuatro vientos, aquí está el trabajo de un gobernador y de su esposa”, expresó quien también fuera funcionario en la primera mitad del morenovallismo, mientras veía a los ojos a Marta Erika Alonso, quien también tenía un lugar en el escenario ganador.
Así, Tony Gali aseguró que dará continuidad a las políticas emprendidas por el actual mandatario estatal durante esta administración, dado que él comenzó la transformación de Puebla y es a lo que le han apostado los poblanos: “hoy ya decidió Puebla y decidió por seguir avanzando”, decía en tanto que el público, lleno de panistas y más de un ex priista, aplaudía de pie.
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LOS HECHOS
La sorprendente elección de ayer
Pablo Hiriart
05:00 AM
Lo parejo de la elección en algunos estados donde debió ganar la oposición de calle, revela que el PRI todavía está vivito y coleando. Su fortaleza fue fuertemente zarandeada ayer, pero no se le da por muerto.
En cambio, la oposición mostró una debilidad que sorprende, pues el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, dijo que su partido había ganado cuando menos en tres estados.
Son estados grandes, es cierto, pero fueron pocos para como están las cosas en el país.
Tenemos, pues, que el principal partido de oposición sólo puede asegurar el triunfo en tres estados de doce. Se trata de un mal resultado para Acción Nacional, salvo que se confirmen los indicios que lo podrían dar como ganador en Chihuahua, Durango, Aguascalientes y Tamaulipas.
Con una baja aceptación de la gestión gubernamental, poca popularidad del Presidente, inseguridad, mal humor social y el dólar casi a 19 pesos, el PRI ganó la mayoría de los estados. Estados pequeños, pero fueron muchos.
El PAN y PRD no fueron una alianza arrolladora como hace seis años, pues no ganaron donde fueron juntos contra el PRI, salvo, quizá, en Durango y por poco en Veracruz.
Morena tuvo un buen desempeño dada su novatez como partido, pero no fue la barredora que algunos analistas auguraban.
En Veracruz, Morena fue tercero, tal y como lo adelantó la encuesta de El Financiero, que algunos propagandistas calificaron de “cuchareada”.
Resulta alentador subrayar que lo negro de las campañas no tuvo su correspondiente en la jornada electoral de ayer domingo, pues la ciudadanía respondió con civilidad ejemplar y los incidentes de consideración se cuentan con los dedos de una mano.
Quizá la nota más fuerte en esta elección la representa el resultado en Veracruz, donde el PRI habría perdido por sólo dos o tres puntos.
Un estado endeudado, ensangrentado, dolido por el gobierno despótico de Javier Duarte, el electorado castigó al PRI. No había de otra
El PRI, con cifras impresentables en materia económica y en seguridad, tenía una misión imposible que era retener Veracruz.
La victoria contundente del PAN en Puebla es casi la única que ese partido puede presumir con holgura y sin alianza con el PRD.
En Tamaulipas, donde siempre ha gobernado el PRI y se vive una crisis de seguridad desde hace largo tiempo, la moneda estaba en el aire.
Hasta anoche se contaba voto a voto sin resultado claro para nadie, aunque distintas encuestas de salida daban ventaja al panista García Cabeza de Vaca.
Chihuahua, donde hay un gobernador del PRI mal evaluado porque nunca pudo explicar cómo es que se hizo de un banco, la votación era cerrada y la casa de campaña del panista Javier Corral se abstuvo de festejar.
En síntesis, el PRI sigue ganando elecciones y es competitivo aun en estados donde ha gobernado mal. Pero ayer fue un mal día para ese partido.
Los electores pusieron su parte al acudir pacíficamente a las urnas a depositar su voluntad.
Ahora falta que los partidos estén a la altura del comportamiento ciudadano, que fue ejemplar, acepten los resultados, o impugnen y admitan el fallo del Tribunal.
2018, ¿cómo el 5 de junio?
Raymundo Riva Palacio
05:00 AM
Las portadas de la prensa nacional e internacional no pudieron ser más elocuentes el domingo. Bombas Molotov en Veracruz y Zacatecas, violencia en Chihuahua, Hidalgo y Sinaloa, documentos apócrifos contra el PRD en Quintana Roo y contra el PRI en Zacatecas, nuevos videos y audios en YouTube que vinculaban a un candidato a gobernador con Los Zetas. La información sobre la jornada electoral del 5 de junio subrayó la violencia de la contienda. Denuncias en el Instituto Nacional Electoral donde se exigió la renuncia del secretario de Gobernación. Decenas de detenidos por presuntos actos electorales en varios estados, dos incidentes de alto impacto que involucraron enfrentamientos de la policía con dos senadores panistas en Quintana Roo y Veracruz. Ningún suceso que afectara las elecciones en sí mismas, pero que el ensordecedor megáfono político magnificó como si hubiera crisis.
Fue la síntesis de la regresiva democracia mexicana que se vio en las últimas semanas, que se desbordó por las 12 elecciones para gobernadores, cuya dinámica de confrontación obedeció a que este domingo se empezaron a marcar los territorios para las elecciones presidenciales en 2018. Las noticias del domingo son inconclusas en su mayoría y no permiten ver con claridad todo el escenario para dentro de dos años y medio. Pero en una primera aproximación, se puede argumentar que si la oposición quiere arrebatar al PRI la Presidencia, tendrá que replantear su esquema de alianzas para estar en niveles competitivos.
Para entender la ecuación habrá que responder las razones del porqué las expectativas de unos eran tan distintas a las confianzas de otros en estos comicios, que ya tienen reservada su cita en el Tribunal Electoral. ¿Cómo es posible que si el presidente Enrique Peña Nieto está reprobado en su aprobación en la mayoría de las 12 entidades en contienda, el PRI no fue apaleado? La aprobación del Presidente estaba en los bajos 20’s por cientos, razón por la cual los candidatos priistas lo escondieron de sus campañas. Su figura era negativa y los empujaba al fondo. Los gobernadores priistas locales no estaban mejor. En los nueve estados que gobiernan, el electorado quería que saliera del poder y hubiera alternancia; seis de cada 10 electores en cuatro de ellos, reprobaban la acción del gobernador.
Con este nivel de rechazo a los gobernantes priistas, varios estados en pugna debieron haber sido menos complicados para la oposición, pero no lo fueron. Tlaxcala es un ejemplo, donde las dos senadoras que contendieron por el PAN y el PRD son reconocidas por su fuerza y talento, y sin embargo, el PRI les hizo la vida imposible. Aguascalientes es otro caso, donde las estrellas alineadas para una recuperación del poder por parte del PAN, se les descompusieron y estaba en el umbral del fracaso. Oaxaca terminó el día con una decepción para la oposición –sin que se pueda establecer la victoria de nadie–, por la confianza que tenía el aspirante de la coalición PAN-PRD de derrotar al PRI.
La izquierda pudo arrasar en Tlaxcala y Oaxaca, pero la diáspora de sus fuerzas y la incapacidad para llegar a alianzas, les impidieron cantar victoria el domingo por la noche. En Zacatecas sucedió algo similar, donde a lo largo de todo el día el candidato de Morena estuvo varios puntos detrás del candidato del PRI, toda vez que el PRD y el PT, sus aliados naturales, optaron por contender con otros compañeros de elección. Tamaulipas no puede verse bajo esta ecuación, porque el choque entre dos bloques políticos se definirá por cuál de los candidatos fue visto como el menos contaminado por la delincuencia. Veracruz sale de la norma de este domingo, por el fenómeno que se dio en el estado.
El gobernador Javier Duarte se reunió en tres ocasiones con el jefe de Morena, Andrés Manuel López Obrador, para llegar a un acuerdo. Según personas que conocen los detalles de las reuniones, la propuesta fue apoyo a cambio de nada. Les convenía a ambos, le dijo Duarte a López Obrador, porque éste aumentaría su base electoral y él dividiría a la oposición. Como a López Obrador no le importaba ganar este domingo en ningún lado sino ampliar su territorio clientelar, el acuerdo cuajó. Lo que no esperaban quienes avalaron la iniciativa de Duarte, es que la salvaje lucha entre los candidatos del PRI y la alianza PAN-PRD, le abriera camino a un candidato mediano de Morena que en el último tramo del cierre de las urnas, podría arrebatarles incluso, la victoria.
Con la excepción de Durango, Hidalgo, Puebla, Sinaloa y si para el cierre de esta edición no cambian las tendencias en Quintana Roo, nadie podrá reclamar la victoria con certeza. Lo que sí podrán comenzar a revisar los estrategas electorales que tienen en el horizonte el 2018, es que la maquinaria electoral del PRI, por encima de sus propios líderes, le continúa aportando el músculo que los hace competitivos y evita derrotas que parecían inevitables. La fragmentación de la izquierda ayudó a Morena pero no colocará a López Obrador en el nivel de competencia si insiste en rechazar las alianzas. Para el PRD, este domingo es una gran lección que como están, pronto se volverán irrelevantes. Para el PAN, el mensaje está claro: si mantienen la conducción nacional como hasta ahora, la Presidencia no se abrirá para ese partido en el próximo futuro. Es decir, si no cambian sus estrategias, habrá PRI por seis años más.
Mil 200 millones de pesos
Por Alejandro Mondragón
Todos los recursos del Estado estuvieron a disposición de la alianza “Sigamos Avanzando” para la madriza, putiza, humillación y pisoteo de priistas en las urnas.
Se calcula, según estimaciones del PRI, alrededor de mil 200 millones de pesos utilizados en sacar adelante la máxima de gobernador sí pone gobernador.
La noche anterior de la jornada electoral, se usó a ministeriales y policías para catear las casas de priistas, entre ellas la diputada federal, Xitlali Ceja.
Amenazas a alcaldes, operadores y control de medios fueron herramientas para el triunfo electoral, donde al final, Manlio Fabio Beltrones se concentró en otras elecciones cerradas y dejó solos a los priistas poblanos.
Fue el primero en reconocer que Puebla era el único estado donde la ventaja no favorecía al PRI de los 14 estados en disputa.
Frente a las agresiones, la posición del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, fue muy clara:
“Son incidentes que se dan durante una jornada electoral”.
Ni los estrategas más eficaces habrían podido revertir un escenario donde el dinero fluyó para ganar y el gobierno de Peña Nieto dejó hacer, dejó pasar.
La derrota es huérfana, pero si algo ganó el grupo político de Blanca Alcalá es el control del partido, las principales delegaciones y, sobre todo, los expedientes contra morenovallistas que les dejó, eso sí, el siempre marrullero Manlio Fabio Beltrones.
Este 5 de junio no hubo sorpresa, sólo sorprendidos.
Elección de acuerdo a guión
Por: Valentín Varillas
Como se esperaba, la incertidumbre brilló por su ausencia en la jornada electoral de ayer en Puebla.
Como en los viejos tiempos del régimen priista, la cuestión se centró no en quién iba a ganar la contienda, sino en la diferencia entre el primero y segundo lugar.
Antes, el porcentaje entre vencedor y vencido se analizaba en función del morbo y la burla políticas.
En esta ocasión, el margen de victoria sería el factor determinante para decidir si la elección poblana se judicializaría o no.
Si al PRI le alcanzaría para obligar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a ungir al minigobernador de Puebla.
Según los números, el fantasma de mandar la elección a la mesa puede ser considerado como absolutamente conjurado.
De acuerdo con el PREP, con un 98.8% de las casillas computadas, Tony Gali, el candidato del PAN lleva una ventaja de casi 12 puntos porcentuales con respecto a Blanca Alcalá, abanderada tricolor.
Las cifras marcan una contundente victoria, imposible de pelear ante los órganos de procuración y administración de justicia electoral.
El reconocimiento abierto de Manlio Fabio Beltrones, de que Puebla era el estado de los 12 que estaban en juego en donde de plano “las tendencias no les favorecían”, significó en los hechos la última piedra en el ataúd de la intentona tricolor de anular el proceso a través de la presentación de impugnaciones.
Por si fuera poco, el aparato de asesores jurídicos y abogados priistas tendrán que centrar sus esfuerzos en pelear por obtener triunfos en estados muy cerrados como Veracruz, Oaxaca y Tlaxcala, en donde el resultado parece de pronóstico reservado.
El tamaño de la victoria panista confirma que Puebla jamás fue una prioridad real en el escenario electoral del gobierno federal.
El presidente Peña y su grupo prefirieron centrar sus esfuerzos de operación electoral y de recursos económicos en otras entidades federativas, en donde auténticos opositores compitieron en contra de sus intereses electorales.
Aquí no.
La inmejorable relación que existe entre el gobernador Moreno Valle y personajes centrales en el organigrama del gobierno de la República, permiten concluir que, aunque literalmente haya ganado el PAN en la entidad, Peña Nieto tiene aquí un aliado incondicional que jugará a su favor en la coyuntura presidencial del 2018.
Que no le quepa la menor duda.
La Federación se hizo un lado en Puebla, dejando al CEN del PRI enfrentarse solo a la enorme estructura de operación y recursos del gobierno estatal y de los partidos que conformaron la alianza que llevó a Gali como candidato.
La desigual lucha, tuvo el resultado esperado.
Para el presidente no hay derrota.
Manlio Fabio podrá presumir, si todo le sale bien, que su partido ganó la mayoría de las entidades que estaban en juego y que por lo tanto cumplió a cabalidad con el compromiso asumido.
Su futuro en las grandes ligas de la política nacional, por lo menos en el corto plazo, parece en buen resguardo.
No es tampoco un mal escenario.
Más allá del tema de las estructuras, en el tema del comportamiento político de los ciudadanos ha quedado claro que el voto anti-priista en Puebla es todavía mucho mayor al desgaste natural del grupo hegemónico por el ejercicio del poder.
El recuerdo del marinismo y los bajísimos históricos en los que se encuentra el nivel de popularidad del presidente emanado del PRI, volvieron imposible que la candidata Alcalá ganara la elección a través del voto mayoritario de ciudadanos “libres”, es decir, que no pertenecen a una estructura electoral.
De ahí que se impusiera sin problemas la oferta del continuismo.
El tricolor local ha fracasado rotundamente en el reto de dejar de depender únicamente de su voto duro para enfrentar cada proceso electoral, siendo incapaz de conformar una oferta electoral atractiva para los diferentes sectores de votantes potenciales.
El mensaje en las urnas, desde hace seis años, ha sido clarísimo.
¿Algún día lo entenderán?
Se desvanece la posibilidad de echar abajo el triunfo de Gali por la vía judicial
Rodolfo Ruiz R.
Los pronósticos se cumplieron: el candidato de la coalición Sigamos Adelante, José Antonio Gali Fayad, ganó los comicios para gobernador del estado por un margen de victoria de más de diez puntos que aleja la posibilidad de que el proceso electoral termine resolviéndose en instancias judiciales.
Lo anterior no significa que las denuncias y quejas interpuestas por el PRI y otros partidos en contra de Gali Fayad y los partidos que apoyaron su nominación quedarán sin efecto, sino que difícilmente lograrán su propósito: anular la elección.
El CEN del PRI no se va a desgastar en Puebla, si su intención es revertir en tribunales alguna victoria de la oposición en entidades donde la diferencia entre su candidato a gobernador y el candidato triunfador sea mínima, es decir, menor de cinco puntos.
Pero en Puebla, donde su abanderada Blanca Alcalá Ruiz perdió por 12 puntos –según encuestas de salida y resultados preliminares–, el asunto se ve muy pero muy complicado, sobre todo considerando el contexto nacional y los inciertos resultados en entidades comoChihuahua, Quintana Roo, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
El resultado electoral de Puebla es, sin duda, muy favorable al gobernador Rafael Moreno Valle y su proyecto personal de convertirse en candidato presidencial en las elecciones del 2018. Los comicios locales representaban una aduana complicada y Moreno Valle la superó no sin llevarse varios golpes y abolladuras.
Propagandísticamente podrá presumir que, a diferencia de sus antecesores, él sí pudo poner gobernador, pero no que sea un mandatario querido y apreciado por sus gobernantes.
Y eso ya lo tiene claro el candidato ganador postulado por la coalición Sigamos Adelante que sí habla de continuidad, pero también de hacer las cosas de manera diferente y no sólo en la forma y el estilo de ejercer el poder.
Sin entrar en confrontaciones, Gali Fayad ha dicho que tiene el propósito de encabezar un gobierno más cercano a gente, más transparente y conciliador, que invierta 7 de cada 10 pesos en los municipios del interior del estado y que baje de 3 al 2% el Impuesto sobre Nóminas, cuestiones que ya marcan una diferencia sustantivacon el gobernador saliente. O al menos así me lo parece.